¡Hola, amantes de la sintonía de Movierecord! (Algun@ habrá que diga "¿Lo cualo?")
Aquí estamos un día más para hablaros de una cosita harto curiosa que descubrí en la última Fiesta del Cine, este mes de Mayo, y que me estaba esperando para ver si la digería propiamente. De lo cual aún no estoy seguro.
MANIFESTO, película del 2015, exhibida en círculos de arte y ensayo muy concretos y durante períodos muy concretos (no sólo de cine palomitero vive el hombre. Ni Javivi), parte de una premisa cuanto menos singular: Presentar la figura del ARTISTA, así, en mayúsculas y como ente genérico, en la sociedad actual, a través de 13 personajes diferentes (desde una profesora a un vagabundo, pasando por una trabajadora de fábrica, un ama de casa o un bróker de finanzas), cada uno de los cuales pone en su boca un manifiesto artístico diferente (desde Marx a Apollinaire, pasando por Breton o Lars Von Trier).
Ahá. Sí. Exacto. Esa misma cara se me iba quedando a mi según transcurría "la pinícula"... Pero he de decir que, con cada fragmento (cada uno de 10:30 minutos, exactamente), me iba haciendo más a la historia, me iba atrapando, por decirlo de alguna manera. Me parece muy pero que muy original presentar las bases del Futurismo, Comunismo, Realismo, Dadaísmo y demás corrientes en situaciones mundanas (que no diré para no hacer spoiler, pero algunas son sublimes), por no hablar de que todas y cada una de las trece situaciones, con sus trece personajes diferentes, son interpretados magistralmente por Cate Blanchett; no es que yo sienta especial devoción por esta mujer, pero lo que hace aquí es de traca.
Dicho todo esto, y a casi dos meses de haberla visto, aún no os podría decir si realmente me gustó o no. Lo que sí que puedo decir es que te mueve cosicas dentro. Y eso ya es algo muy importante. La función primordial del cine es entretener. Punto. Entretenimiento puro y duro. Ya está. Se queje quien se queje. Si, además, consigue hacerte pensar, abrirte a nuevas cosas o, simplemente, removerte algo dentro, entonces la entrada te ha valido la pena incluso mucho más.
Nos vemos cuando se apaguen las luces, Piticlers!