THE DARKNEST ROOM
¡¡Saludos, Piticlers!! (Os gritamos porque, como no os vemos, no sabemos si estáis ahí...) Hoy volvemos con el último capítulo de nuestro periplo madrileño en el Puente de la Constitución, un gran broche de cierre, como el que fue La Revolución de los Murciélagos, de The Darkest Room. Una sala cuanto menos original y muy disfrutable donde puedes tomar conciencia perfectamente de lo por sentado que damos algunas cosas, y lo perdidos que estamos sin ellas. Así que sin más dilación coged vuestras mejores galas de insurgente, sujetaos la correa del bastón, agarraos del hombro del de delante y vamos para allá con nuestros habituales parámetros.
TRATO:
Buscamos en el diccionario de Braille cómo se dice 4 PUNTICLIS.
Muy atentos y diligentes en todo momento. Víctor nos atendió con total calidez y profesionalidad tanto al previo con la reserva como al llegar allí, durante el juego y en la post-charla. Un trato de los que hace que la (buena) experiencia empiece antes del propio juego.
AMBIENTACIÓN:
Escuchamos que alguien dice 3 PUNTICLIS.
Debido a la naturaleza de la sala y cómo tiene que ser explicada, entendemos que la inmersión (por mucho que digamos siempre lo importante que es) sea difícil de hacer de otra forma. Ojo, que aun así es original en ciertos aspectos y cumple su cometido más que de sobra.
DECORADO/ATREZZO:
Averiguamos cómo huelen 3 PUNTICLIS.
Aquí tenemos que volver a hablar de la naturaleza de la sala, porque debido a la misma y que es completamente a oscuras (no es ningún spoiler, se me relajen), se nos hace difícil valorar este apartado. No es que no esté mejor o peor construido, u otras cosas que normalmente valoramos. Es que, directamente, pasa a un total segundo (o tercer, o cuarto...) y discreto plano. Se hace difícil valorar una cosa que normalmente tienes que ver. Y el caso es que incluso así, todo cuadra.
JUGABILIDAD:
Saboreamos 5 PUNTICLIS.
Supongo que es el miedito que tiene todo el que venga a jugar a esta sala: El “¿Cómo narices se supone que tengo que escapar de un sitio donde hay candados, mecanismos y cosas que normalmente tengo que ver para solucionarlos??” Pues se puede, amiguetes. Vaya que sí. Independientemente de la mucha o poca ayuda que puedas necesitar, la sala está diseñada para ser jugable al máximo y por todos y cada uno de los participantes.
En definitiva, una experiencia que se sale fuera de la norma en esto de los escapes, muy original y entretenida, que recomendamos sin ninguna duda.
No queríamos acabar esta, vuestra review, sin antes dedicarla a todo el equipo de The Darkest Room y a Víctor por la ideaca que han tenido y su buen hacer, al bueno de Stevie Wonder que sólo llamó para decirte que te quiere, a los que en las películas de miedo entran a una habitación sin encender la luz (os merecéis lo que os pase), a la Justicia (aunque podría ser un poco menos ciega) y a Daredevil. Siempre a Daredevil.
¡Hasta la próxima, Piticlers!