Bienhallados seáis, queridas y queridos Piticlers.
Qué ganas teníamos de encontrarnos de nuevo por aquí con vosotros. Daos por abrazadas, besados y lamidos todes y esperamos que estéis bien y que esta “nueva normalidad”, en cuyo primer día os remitimos estas palabras, os trate como merecéis (o sea, bien, vaya). Nosotros no podemos estar más contentos, ya que casi finiquitando la Fase 3 pudimos volver a salir de “mini ruta” en la misma Autonomía, sin importarnos la palicilla de kilómetros para hacer una sala en la Xintoneta, el nuevo vehículo Piticli añadido a nuestro parque móvil. Pero es que, las ganas de volver a escapar eran más fuertes que el destino de Sissi Emperatriz, y además, si es una sala como Pesadillas Escape Room, pues miel sobre hojuelas (o como narices se diga): Sala de nuevo cuño que viene ya pegando fuerte, aunando cine, 80´s y terror. Lo único que puede llamarnos más poderosamente la atención que esto es si Edurne nos llama para hacer un escape room con nosotros. Y salimos casi tan contentos como si hubiera venido Edurne.
Así que sin más preámbulos, coged vuestras palomitas, tomaos un orfidal o dos y decidle a las gemelas que luego jugaréis con ellas, que pasamos a nuestros patentados parámetros:
TRATO:
Nuestro amigo imaginario teclea en la máquina de escribir 5 PUNTICLIS.
Sabemos que nos repetimos más que un estribillo de Trap, pero es que no nos cansaremos never and ever de recalcar lo importante que es para nosotros, como jugadores que vamos a disfrutar, que el hecho de ser clientes no quite para recibir una experiencia amigable y cercana. Y el equipo de Pesadillas Escape Room, con su atención, cercanía y dedicación nos hizo sentir así desde antes de llegar al local, lo cual siempre supondrá un plus a la hora de valorar el juego. De quitarse el sombrero.
AMBIENTACIÓN:
Le pedimos a nuestra amigui animadora que nos pase el machete... Esto... El champú, con 4 PUNTICLIS.
Buena puesta en situación que hace que el equipo entre ya resoplando como un torete. Si no se llevan aquí la máxima puntuación es porque aún tienen que pulir alguna cosilla del acting, cosa que nos consta que harán muuuy pronto, pero la manera en cómo vais a empezar el juego, aunque puede ser que ya lo hayáis visto en alguna otra sala, no deja de ser chulísima, además de guardar toda la consonancia del mundo con lo que estáis viviendo.
ATREZZO/DECORADO:
Vemos flotando en la pista central 5 PUNTICLIS más.
Hilando con el punto anterior, desde el que ya se adivina que lo que vas a vivir tiene telita, todo en este apartado te lleva a una de las mejores experiencias (en este sentido) que hemos disfrutado. Las dimensiones, la consonancia con lo que te están contando y cómo te lo cuentan, alguna sorpresa que te deja con los ojos como los de una liebre cuando la enfocas con los faros del coche... Claro que a posteriori y ya en frío se te ocurren más detalles que pueden ¿Mejorar? lo vivido, y a buen seguro que irán implementando más cosas, pero nuestra sensación fue de salir bien saciados en este aspecto.
JUGABILIDAD:
Conseguimos despertar antes de que los 4 PUNTICLIS nos atrapen.
De nuevo, muy buena interacción entre lo que estás viendo, el imaginario colectivo y los enigmas integrados en ello; a destacar para algunos de nosotros la buena cantidad (justa y necesaria) de enigmas sin demasiada tecnología de última generación (ojo, no tenemos nada en contra de arduinos y demás, pero parece que últimamente hay una corriente de no poder hacer una buena sala sin que tenga más luces que el puente de mando de la Enterprise... Y sí, pero igual también hay veces que no hace falta), que hacen un juego fluido y ameno.
En definitiva, una sala que si sois de disfrutar con el cine de terror ochentero, o sencillamente de una sala hecha con la dosis justa de corazón y cabeza, de seguro que os va gustar más que mojar pan.
No podemos acabar esta vuestra review sin antes dedicarla a Pesadillas Escape Room (os deseamos toda la suerte del mundo, aunque sabemos que con vuestro talento, casi ni la necesitaréis), a los acomodadores de cine, esos héroes silenciosos, a la amiga virgen de la protagonista de cualquier Slasher que se os ocurra, a la colección de libros de Pesadillas, de R.L. Stine (pero no a los capítulos de TV), y a Stephen King, que es la comida rápida de la literatura de terror.
¡Hasta la próxima, Piticlers!