¡Hola, holita, Piticlers!  

Empezamos nuestro periplo madrileño en el Puente de Diciembre con una visita obligada y querida, que nos debíamos desde hace algo más de un año cuando hicimos Inframundo (un juego que siempre tendrá un lugar destacado en nuestro corazoncito piticli), a A Maze in 60 para probar su sala Origen... Y lo bien que lo pasamos, oigan ustedes. Así que, sin más dilación, ajustaos las gafas de protección a esos ojos tan bonitos, ceñíos la mochila de explorador, guardad bien los clínex y vamos con nuestros parámetros. 

 

TRATO: 

Descubren la fórmula que despeja los 5 PUNTICLIS. 

Y porque no podemos elevarlos a “n”. Ana y Joao saben cómo hacer las cosas bien, pero aparte es que las hacen bien porque se nota que son gente que no sabría hacerlo de otra manera. Desde el primer momento quieren hacer que te sientas a gusto, que disfrutes con lo que vas a vivir y, lo más importante, que luego lo compartas con ellos. Desde luego, es de agradecer que te hagan sentir como una cesta de gatetes al lado de la estufa. 

AMBIENTACIÓN: 

Trabajan en la Fusión Fría de 4 PUNTICLIS. 

Sin llegar al grado de “tecnificación” al que ahora nos están acostumbrando otras salas (cosa que nos parece perfecta), aquí han sabido darle un poco la vuelta al tema de la ambientación clásica de toda la vida, con algún soporte audiovisual, que no por ya trillado cumple menos su función. Consigue lo que se propone, meterte ya en una primera instancia en el modo “vale, a jugar”. 

ATREZZO/DECORADO: 

Despejan la incógnita de los 4 PUNTICLIS. 

Cuando vas a una sala que, como en este caso, tiene una temática que ya has visto (de una manera o de otra) en varias (muchas) salas, por mucho que vayas con la mente abierta no puedes (y a veces no quieres) evitar ir con ideas preconcebidas, con la sensación de que va a ser “otro laboratorio” (como el caso que nos ocupa). Y lo es. Claro que es un laboratorio. Pero no. (Aquí no hacen falta los paréntesis, pero me gustan). 

Entras y te encuentras efectivamente con un laboratorio, todo en su sitio y como se supone que debería estar (hemos visto lo mismo en otras salas, cierto, pero no con el gusto por dónde y cómo que tienen aquí), pero es que ahí no acaba la cosa... Y tendréis que jugarla para descubrirlo. 

JUGABILIDAD: 

Se hacen un buen cóctel de ADN con 4 PUNTICLIS. 

Todo bien integrado en la historia y con el atrezzo. Proliferación de candados, sí, pero pegan con la dinámica de la historia, combinados con enigmas que no te esperas, hacen que sea una sala donde todos pueden tener algo que decir. Y hacer. 

 

 

En definitiva, una sala con sabor clásico, pero sorpresas nuevas, sumado a unos dueños y GMs de lo más bonico que nos hemos echado a la cara, que harán las delicias de cuanto escapista se acerque a visitarles. No lo dudéis ni por un instante, palabra de Piticli. 

 

No queríamos acabar esta, vuestra review sin antes dedicársela a todo el equipo de A Maze in 60, sobre todo a Joao y Ana (sois todo corazón y alma, toda la suerte del mundo), a los marcianos que en secreto experimentan con nosotros (qué paciencia han de tener), al primer pez que tuvo la ¿Brillante? Idea de salir del agua (en qué pensabas, alma de cántaro) y a Carl Sagan. Porque sí. 

 

Hasta la próxima, Piticlers!