HALL ESCAPE
¡El poder de Cristo os obliga, Piticlers!
Bienvenidos a una nueva review modo Tester de un juego del que salimos habiéndonos quedado más a gusto que Regan McNeil después de vomitar todo lo verde que tenía dentro. Os estamos hablando de La Hija del Exorcista, de Ataraxia Room Escape Valencia, un pedazo de Hall Escape que verá la luz en menos de lo que tardáis en santiguaros y que nos gustó mucho por motivos que ahora pasaremos a relataros.
Como viene siendo habitual en las reviews modo tester no situaremos esta sala en nuestro ranking ni valoraremos con nuestros dogmáticos Punticlis, pero no por ello queremos dejar de contaros nuestra genial experiencia y nuestro parecer, así que rezad una letanía (corta), coged el vial de agua bendita (o de orujo de hierbas, lo que tengáis más cerca) y vamos al lío.
Lo primero y principal agradecer a Aitor (dueño y alma de Ataraxia, una sala que nunca nos cansaremos de decir que se merece más reconocimiento del que parece que tiene entre los escapistas de dentro y fuera de la Terreta) y a Loli, nuestra Game Master, su buen hacer y cercanía. Te saben preparar muy bien para lo que viene a continuación... Que es uno de los hall escapes mejor dispuestos y ambientados que hemos tenido el placer de jugar.
Además, no sólo juegas con la “caja” (por llamar de alguna manera a lo que tienes encima de la mesa, todo un alarde de creatividad y concreción), la sala en sí también te va a ser necesaria para llegar a buen puerto, sin olvidar que en última instancia es un juego colaborativo, cosa que hace que nos guste aún más; se necesitarán elementos de ambas mesas y colaboración entre los equipos para que la película termine bien (o todo lo bien que pueda acabar), si el propio ambiente del juego, acompañado de algún que otro sobresalto (algo que, al menos para nosotros, merece destacarse por no haberlo visto nunca en un hall de este tipo) os lo permite.
Como ya sabéis (o igual no, pero nos gusta pensar que ya nos conocéis de tiempo 😅) nos gusta calificar nuestras reviews modo Tester no con Punticlis, pero sí con una palabra que, a nuestro parecer, defina lo que nosotros vivimos en el momento de jugar la sala. Y esa palabra es COMUNIÓN.
Comunión, no sólo por la lógica asociación de ideas con la temática del juego, sino porque nos encontramos con algo en lo que todo va en la misma dirección, con un común denominador que hace que la sensación de eso, de vínculo y de afinidad creen algo muy sólido de principio a fin.
En definitiva, nos encanta ver estos soplos de aire fresco y novedoso en los hall escapes y no podemos por menos que recomendar esta experiencia, no os arrepentiréis. Pecadores.
No queremos despedirnos sin dedicar y agradecer primeramente y una vez más a Aitor y a Loli por su dedicación, cercanía y buen hacer, a los que, por muchas películas de miedo que hayáis visto, cuando escucháis “El Exorcista” os cuadráis, a ese amigo o amiga que todes tenemos que boicotea sistemáticamente el visionado de pelis (sobre todo si es de miedo) y a quien consigue conciliar el sueño con una muñeca de porcelana mirándoos. Sois héroes.
¡Hasta la próxima, Piticlers!