¿Lo lleváis todo, Piticlers?  

Venga, numerarse y repartíos en los coches, que por el camino os iremos contando la última parada de nuestra mini ruta alicantina en el Km 18 de Secret Hunter, donde tuvimos la suerte (aún no sabemos si mala o buena, pero pensamos esto último) de vivir una de las experiencias más completas que nos hemos echado al pico últimamente. Que se siente delante quien se maree, empezad con el “veo-veo” y vamos con nuestros kilométricos parámetros. 


TRATO: 

El GPS nos dice que estamos a 4 PUNTICLIS de pasarlo bien (o mal, según se mire). 

 

Todo un alarde de cómo hacer bien las cosas (sobre todo cuando sólo se pueden hacer en el post), cuidando el detalle de compartir la experiencia con el grupo sin descuidar el hecho de que tienes que volver a resetear y limpiar la sala para el siguiente grupo.  

 

AMBIENTACIÓN: 

Paramos a repostar y llenamos el tanque con 5 PUNTICLIS. 

 

Aquí ya se va viendo que lo que te espera se va a salir un poco de la norma, por cómo te van poniendo en antecedentes días antes del juego en sí, al llegar... Y más cosas... Un todo que hace que tengas la sensación de haber empezado AYER con la experiencia. De quitarse el sombrero. 

 

ATREZZO/DECORADO: 

Ya que nos hemos detenido, nos entra hambre de hamburguesa con guarnición de 5 PUNTICLIS. 

 

Aquí es ya cuando vas con un “WTF” gigante, pero en plan bien, de flipar pepinillos, todo el rato en la cabeza. Un crescendo cada vez que abres una puerta, con cosas CONSTRUIDAS, así, en mayúsculas, que primero te hacen dudar de tu capacidad para el bricolaje (si alguna vez la tuviste) y segundo que consiguen que la inmersión sea ya total y completa. 

 

JUGABILIDAD: 

Salimos chirriando ruedas y dejamos una propina de 5 PUNTICLIS. 

 

Cosas novedosas (al menos para nosotros), cosas ya vistas pero llevadas a su terreno de una forma muy inteligente, cosas dentro de cosas para llegar a cosas... Sin ser un escape complicadísimo, no creemos que haya ningún amante de romperse la cabeza (no literalmente, ya nos entendéis) jugando que no disfrute como un cerdete en un charco de barro con todo lo que aquí se nos plantea. El sombrero que nos hemos quitado antes, nos lo ponemos y nos lo volvemos a quitar. 


En definitiva, una sala IMPERDIBLE que escalará ( si no lo ha hecho ya) a los primeros puestos no ya sólo de vuestros escapes, de vuestras experiencias de ocio. 

 

No queremos despedirnos sin antes dedicar y agradecer a Secret Hunter  y toda su gente (nos hemos hecho de rogar, pero la espera ha merecido la pena, muchísimas gracias por todo), a los que no abandonan el carril de en medio de la autopista en cinco horas (no vaya a ser que la tierra se caiga a uno u otro lado), a los que en las áreas de servicio aparcáis ocupando dos plazas (¿Por qué tanto odio?) y a los que seguís escapando y confiando en que nos dejen escapar. 

 

¡Hasta la próxima, Piticlers!