MUSEO SISTERNAS
¡Buen día, Piticlers!
Aquí estamos una jornada más de trabajo en la finca, para traeros la crónica de lo bien que lo pasamos visitando y escapando de Museo de Sisternas, Museo del Vino y de la Vida Rural; un impresionante centro etnográfico a unos diez kilómetros de Requena (donde también visitamos su Casa de la Seda), recreando a la perfección la vida en un caserío bodega de principios del siglo XX. La cantidad de piezas originales es abrumadora, con más detalles que el salpicadero del Coche Fantástico y están dispuestas por bloques y edificios de manera que es todo un viaje cultural (y gastronómico, no nos olvidemos de esa parte) que recomendamos ya de por sí. Pero es que, además, tienen un escape room, oiga. Que es de lo que vamos a hablar ya mismito, así que aparcad el tractor, dad un trago de agua del botijo de invierno (sí, existen los botijos de invierno) y vamos con nuestros vinícolas parámetros.
TRATO:
Descorchamos la (primera) botella con 5 PUNTICLIS.
No es que no sea un punto muy a su favor que te reciban con una pequeña degustación de vinos y manjares de la terreta para ir empezando y entrar en calor, es que aunque no estuviera eso, Juan Andrés (nuestro anfitrión y artífice continuador del legado familiar del caserío) te hace sentir como si sólo te faltara el braserico y la mantica para estar como una cesta de gatetes al lado de la estufa. Una acogida y trato que no puede por menos que llevarse la máxima puntuación.
AMBIENTACIÓN:
Cerramos la puerta, que viene corriente y se nos escapan los 2 PUNTICLIS.
Entendemos (y queremos que entendáis) que a lo mejor no es un escape “al uso” (ya sólo el entorno y la ubicación lo diferencian), pero aún con todo, en nuestra opinión entendemos que hoy en día hay casi una exigencia con este punto por parte de la mayoría de jugadores, en que el juego parta de un “porqué” que justifique el tener que escapar. Y lo tiene, ojo, pero nos consta que le están dando forma para mejorar aún más en este punto.
ATREZZO/DECORADO:
Recosemos un poco la mantica, que se vean bien los 4 PUNTICLIS.
Aquí se nos hace difícil, puesto que no podemos hablar de atrezzo propiamente dicho ya que TODO ES ORIGINAL Y DE LA ÉPOCA, dando un poco de miedo incluso tocar alguna cosilla. Cuando hablamos de retrotraernos en el tiempo, pocas veces la sensación ha sido mayor.
JUGABILIDAD:
Volvemos a brindar con otros 4 PUNTICLIS.
Los juegos y enigmas que encontramos, muy bien integrados todos en el tiempo (y el espacio) del que disponen, teniendo en cuenta que seguimos en un museo. Sí, los más puristas dirán que hay mucho candado, pero en nuestra opinión y debido otra vez a que estamos hablando de un museo (poca manipulación más puede haber) y el contexto del escape, consideramos que no están para nada fuera de lugar. Alguna cosilla a mejorar y un juego en concreto que finalmente no funcionó como tocaba (pasa en las mejores familias) hace que no se lleven aquí la máxima puntuación, pero vamos, muy disfrutable y fluido.
En definitiva una experiencia que recomendamos encarecidamente en su totalidad, no sólo por el escape (que también), muy disfrutable tanto para ir con la familia como con amigos.
No queremos despedirnos sin antes agradecer y dedicar esta review a Juan Andrés por acogernos como hijos adoptivos (toda la suerte del mundo), a los que vais al pueblo sólo para haceros fotos que colgar en redes (todes somos influencers), a los que nada más llegar a donde sea preguntamos que dónde está el bar y a los que intentan por todos los medios preservar historia y tradiciones de cada región, con museos como este.
¡Hasta la próxima, Piticlers!