CONNECTING CLUES
¡Ezigbo Ututu, Piticlers!
También podíamos haber dicho buenos días así, tranquilamente, en la lengua del Imperio, pero nos gusta pecar de Sánchez-Dragó de cuando en vez. Aquí estamos una vez más, que ya os echábamos de menos, para traeros la crónica de la primera de nuestras visitas a Connecting Clues en Xàtiva, donde tuvimos el gustazo de conocer a Juan (alma, corazón y pelos de este proyecto y una de esas bellísimas personas que, sin conocerlo de nada, si te da un caramelo se lo aceptas sin dudarlo) y pasarlo chupi jugando Misión en África, un escape con un aire clásico predominante y que disfrutamos como los Cascos Azules repartiendo chocolatinas (que es para lo que están... ¿No...?). Así que echaos repelente de mosquitos, dejad bien a la vista vuestra acreditación y vamos con nuestros cooperantes parámetros.
TRATO:
Repetís insistentemente que sois miembros de una ONG a un volumen de 4 PUNTICLIS.
Rozando la excelencia, la manera que tiene Juan de tratar a sus clientes antes, durante y después del juego es de las de quitarse el sombrero; hace que la predisposición a entrar sea ya como cuando tienes la segunda cita con alguien, muy a gusto en todo momento. Algo que nunca nos cansaremos ni de pedir, ni de agradecer.
AMBIENTACIÓN:
Notáis el peligro, cuando os apuntan con AK-47 y 2 PUNTICLIS.
Llegamos al que, a nuestro parecer, es el punto mejorable de la sala. Cierto es que, como decimos, la sala tiene un aire clásico de cómo se hacían las cosas antes, y no hay nada de malo en ello (nunca nos cansaremos de decir que no entendemos que haya gente que identifique inmediatamente una sala clásica con algo malo/no disfrutable, cuando no es así para nada); pero no deja de ser cierto que los prolegómenos de cómo vas a “entrar” (figurada y literalmente) en el juego cada vez están cobrando más importancia, y es por esto que quizás echemos de menos un “algo más” en este apartado.
ATREZZO/DECORADO:
Buscáis cualquier cosa que os ayude a escapar, y encontráis 3 PUNTICLIS.
Aquí la cosa remonta, creando una sensación muy creíble de estar donde te dicen que estás, elementos integrados y con todo su sentido que consiguen una interacción jugador/sala muy buena para que el disfrute del juego sea completo. ¿Se puede mejorar? Desde el punto de vista de jugador ávido de más, siempre; pero ¿Consigue lo que se propone? Sí, de una manera más que solvente.
JUGABILIDAD:
Salimos pitando de allí a una velocidad de 5 PUNTICLIS.
Muy de la mano del punto anterior, todos los enigmas tienen su relación con la historia y con lo que ves en la sala, además de ofrecer la ¿Innovación? De tener que buscar (volvemos a la querencia que tenemos por las salas clásicas, que parece que muchas veces se nos olvida que uno de los ejes de un escape room es, precisamente, buscar) por todas partes para poder dar con un indicio de algo. No solo de arduino vive el escaper. Por ponernos tiquismiquis, algún elemento de atrezzo puede llevar a equívoco pensando en que es algo que vas a utilizar más tarde, cosa que no sucede; pero pensamos que no perjudica al resto de la disposición del juego y lo podríamos achacar más a nuestra forma de jugar.
En definitiva, una sala la mar de entretenida y recomendable que demuestra que no hace falta tener la última tecnología para hacer que un grupo disfrute de una sesión escape como mandan los cánones.
No queremos irnos sin agradecer y dedicar esta vuestra review primeramente a Juan de Connecting Clues por su dedicación y por ser más bonico que el corderito de Norit, a quien programa los anuncios de UNICEF y demás justo a la hora de comer, a los que lleváis la mascarilla por debajo de la nariz (os merecéis que os la retuerzan. Y la nariz también) y, por encima de todo, a los que seguís escapando incluso con la que está cayendo.
¡Hasta la próxima, Piticlers!